viernes, 10 de junio de 2011

Nueve horas en el Valle


Como ya se va acercando mi cita anual con el Mulhacén he comenzado, como todos los años, los entrenamientos sadomasoquistas a fin de asegurarme que no desfalleceré por el calor en la subida.

Así que aprovechando que mi familia este día no iba a comer en casa decidí darme un paseo algo más largo de lo normal por la zona que mejor conozco y por tanto en la que mejor controlo los tiempos y los esfuerzos.

Salí de casa sobre las 8 de la mañana llevando en la mochila dos plátanos, por aquello del potasio, un litro y medio de suero isotónico casero (agua, bicarbonato limón y azúcar) y 3 litros de agua. Total cuatro y medio de líquido que es lo importante. Confío en que el azúcar del suero y los plátanos sea bastante energético como para no necesitar llenarme con comida que me haría sentir muy pesado.



El zorro y el que marca las sendas estaban de acuerdo en cuál era la piedra más visible del camino.
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Comienzo la ruta a las 8:30. Subo por la Senda de los Forestales pero en vez de comenzar por la barrera, lo hago por un sendero que ataja desde el cruce de más abajo y que había visto al pasar. Este como esperaba me deja en la senda "oficial" y prosigo sin más problema hasta la explanada de la Cresta del Gallo.

Subo hasta el mirador detrás de la Panocha y ya me voy dando cuenta de que esta mañana soy el primero en llegar porque me voy comiendo todas las telarañas. La luz no es muy buena hoy para las fotografías, pero a cambio, como voy solo, puedo pararme cuando quiera.


La Panocha se mire por donde se mire es la roca más singular del Valle.
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Después comienza el cresteo arriba y abajo hasta llegar a la Naveta grande donde tomo el sendero que la bordea y al llegar al fondo en el cruce, tomo el de mi izquierda para bajar hasta la Rambla de los Serrano. Pretendo hacer fotos desde el mirador de la Rambla pero las moscas me hacen la vida imposible y al final desisto. Comienza a hacer mucho calor y la tierra marga amarilla me devuelve toda la radiación asándome como a un pollo.

Una vez en el fondo de la rambla la cruzo y tomo el sendero de mi derecha que me llevará hasta la Umbría de los Sánchez. Atravieso las plantaciones de Eucaliptos ensayos de la época de la repoblación forestal y sigo el sendero hasta llegar a las terrazas plantadas de oliveras y alguna higuera. Luego, tras la barrera, llego a la Casa de Los Sánchez. Veo que está abierta. Antonio debe andar por ahí. En la puerta de la finca veo su moto aparcada pero de él no hay ni rastro así que me voy sin poder saludarlo.


La casa estaba abierta pero no vi a Antonio.
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Dejando atrás la Casa de los Sánchez voy por la pista hasta llegar a la barrera del Carril de los Puros. A unos pocos metros arranca la llamada Senda Bonita. Como si las demás sendas no lo fueran. Esto creo que es un nombre puesto por los ciclistas. Sigo el sendero hasta llegar a un árbol partido y a unos pocos pasos a la derecha está el camino que sube al collado de Las Murallas de King-Kong. Lo tomo y comienzo el sube y baja de la cuerda de las murallas. Al llegar a la roca que nosotros llamamos La Aleta del Tiburón por razones obvias, hago el primer alto para cobijarme unos minutos a la sombra y comerme un plátano. En este momento llevo cuatro horas y ocho minutos de marcha y cada vez pesa más el calor.







Vuelvo a la marcha por la cresta hasta llegar al collado donde nace la Rambla de los Serrano y de ahí por el cortafuegos al pico del Relojero. La verdad es que llegado a este punto no tenía claro por donde iba a bajar, lo que si tenía claro era que iba a volver a subir para hacer más tiempo de marcha y más altura acumulada. Al final decido desechar la idea de bajar por el sendero de la mina y opto por hacer el recorrido del Sequén y  La Luz que es menos directo y me permite disfrutar más del paseo por el monte. Tomo el sendero que recorre el Cabezo del Cerrillar por el lado opuesto a la pista, que es un sendero que a mi me gusta mucho y voy buscando sendas para caminar pisando poca pista y que me lleven a la antigua Casa Forestal del Sequén de ahí a la balsa que tiene un poco más abajo.



Por detrás de la balsa el sendero que esconde una conducción de agua lleva hasta el Eremitorio de La Luz con unas vistas muy buenas del Castillo.  Aquí veo a otro caminante que baja. Es el primer ser humano que veo en todo el recorrido y ya llevo casi cinco horas y media por el monte. Me pregunta que como voy de agua. Yo me estaba racionando el agua como un tesoro, pero naturalmente la compartí. A partir de ese momento siempre estuve conla sensación de que se iba a gastar de un momento a otro. Bebía a sorbos con la chupeta pero no quería abrir la mochila para ver cuanta quedaba por si me daba un disgusto de muerte.

De la Luz por una senda paralela a la carretera que bien se podría llamar la senda de los klinex o la senda Durex, llego a la Carretera antigua de los Teatinos y por esta subo hasta llegar a  la también antigua Casa Forestal derruida en la base de la Senda del Espíritu Santo, también llamada la Senda Amarilla y también llamada del Mirador de las Navetas.

A mi esta roca siempre me ha parecido la cara de un indio
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Aquí hago la segunda parada y me como mi último platanito para adquirir algo de fuerzas para subir. Esta senda es sumamente empinada y yo ya estoy muy cansado y sobre todo estoy machacado por el calor. Después de unos minutos comienzo el ascenso que se me va haciendo muy penoso. Hasta que llego al collado. Aquí me vuelvo a para un par de minutos y vuelta para arriba hasta que por fin llego al Mirador de Las Navetas, ya no tendré que subir ninguna cuesta más, a partir de ahora, sólo bajar.

Ahora comienza un tramo de pista pura. Siempre que hago este recorrido me doy cuenta de que se me había olvidado lo larga y tediosa que es esa pista y más con el sol cayendo a plomo y la tierra caliente de todo el día. Me mantiene en pie la idea de que me había prometido a mi mismo pegarme una merecida cabezadita en la explanada de la Cresta del Gallo que es un sitio muy fresquito y esa idea me animaba al caminar. Al fin llego a la explanada y curiosamente está llena de gente. Me quito la mochila y me echo en la sombra pero aguanto pocos minutos, no me llego a dormir. Tengo más ganas de acabar que cansancio, así que me levanto y me encamino a la Senda de Los Forestales para iniciar el descenso final.


La bajada transcurre sin incidentes, incluso se ha levantado un poco de brisa que se agradece mucho. Bajo por el camino tradicional hasta la barrera y de ahí al coche. Al final me sobraron dos tragos largos de agua.

En total han sido más de 9 horas de marcha y unos 25 km de recorrido con 1400 m de desnivel acumulado (1400 de subida y 1400 de bajada). No está mal con dos plátanos.

El track lo podéis bajar de Wikiloc. Hay dos tramos en los que se me apagó por accidente por lo que seguramente habrá que sumarle algún km más a los 25 que dice el track.


Para ver el track en Wikiloc el link es:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1764720


Buen camino.

4 comentarios:

  1. Buena paliza te distes amigo. El Mulhacen lo vas a subir corriendo.

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  2. No creas Luis, cada año estoy más mayor. Hacer el camino lo hice, pero me agoté mucho. Nos vemos.

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  3. Enhorabuena!. aguantar tanto con este calor que está haciendo es de admirar.
    ¡Tú puedes con lo que te propongas!.

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  4. Gracias JMM. Aguantar el calor es parte de la montaña. Si no fuera por la que está cayendo andar por estas montañas pequeñas sería un paseo sin aventura.

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